Creció en Ciudad Satélite, en una familia de clase media con despuntes e ínfulas aristócratas. Se educó en los mejores colegios de la zona y dedicó sus púberes tardes a asistir a la Plaza Comercial, solo para dejarse admirar por los chicos de su edad y definir su potencial futuro. Siendo una adolescente entró al gym, donde consiguió moldear su perfecta figura, no conforme con esto y con la certera aprobación de su madre y su padre, ambos dentistas, se hizo varias cirugías plásticas, se arregló la nariz, se puso unas lindas nalgas nuevas, unas tetas grandiosas, y se coronó como la reina. Ahí conoció al Patán, un psicoculturista de estupidez y dimensiones musculares fenomenales, quedó prendida a él durante un tiempo. Ambos vivieron su idilio hasta que mi Yo Ideal decidió acabar con la masa encefálica –escasa, por lo demás- del joven Patán. Desde entonces vivo sufriendo por conquistar su amor, deseando intensamente meterle este inmenso miembro recién implantado por mi sexy cirujana plástica.
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